Sunday, August 24, 2008

Enid, Enid cuentame un cuento

Hola mis güilos, antes de dormir siempre es bueno escuchar una linda historia para tener felices sueños, así que ahi les va un cuento de Don Enid.









Querida tenemos un niño… negro!!!

Por Enid Molko


Soy un hombre blanco, orgulloso de mi raza, soy norteamericano, amo mi país. Serví en las fuerzas armadas, le enseñe a los malditos indios de Vietnam a respetar mi bandera, a respetar a mi país y a honrarlo con su sangre. Maté a muchos de ellos. No me arrepiento de lo que hice, son de una raza inferior, merecían morir.
La guerra me enseñó lecciones muy valiosas sobre el patriotismo y la amistad. Las cartas de mi novia Jenny me mantuvieron cerca de casa, en esas duras noches de batalla en Vietnam. Al leerlas me olvidaba de todo el fuego y la destrucción y volvía a Connecticut, a los días fáciles en la universidad, entre las fiestas de fraternidad y mis citas con Jenny. Al terminar mi servicio, regresé a mi tierra, y me casé con Jenny ahora espero tener una familia con ella y criar a mis hijos en esta buena tierra llamada Norteamérica.

- Esta lista la cena cariño! Hice chuletas de cerdo.

- Ohh gracias querida, en un momento estaré ahí.

- ¿Que es eso que estas escribiendo?

- Ohh son solo mis notas, estoy iniciando un diario, ya sabes escribiré un poco sobre mi vida y veré que pasa en el futuro, creo que a nuestro hijo le gustará leer todo lo que pasó su viejo en la guerra y con su familia.

- Es una maravillosa idea Herman, a nuestro hijo le encantará.

- Claro el pequeño Stanley, será mi muchacho grande, le enseñaré a luchar, a jugar baseball, a andar en bicicleta y cuando sea mayor le daré el auto para que salga con las chicas.

- Tienes muchos planes querido, pero si es una niña?

- Si es una niña tu le enseñarás a ser toda una señorita y yo le daré todo mi amor.

- Que lindo eres, ahora vamos a cenar, o la salsa de manzana se enfriará.

Jennifer y Herman eran una joven pareja de New Haven Connecticut. Tenían una pequeña casa en los suburbios, la cual estaban planeando agrandar para darle espacio a su futura familia. Sus vidas transcurrían con normalidad, Herman trabajaba en una fábrica de vagones de ferrocarril como supervisor en jefe, mientras Jennifer se encargaba de mantener su hogar.
La vida transcurría feliz en aquel tranquilo vecindario. Para Herman, su vida era perfecta, excepto por un pequeño detalle, ese jardinero negro. – “No puedo creer como esa basura oscura trabaja aquí, ni siquiera parece humano. Su raza pertenece a la selva y a los zoológicos, No aquí con la gente civilizada”. Herman no soportaba a aquel jardinero y continuamente se quejaba con su esposa Jennifer sobre aquel hombre.

- Ya viste a los Peterson, dejaron que ese negro les cortara el césped, si esto sigue así, el vecindario se llenará de estos simios. Y pronto este lugar se llenará de crímenes y drogas. Te lo digo Jennifer, esas criaturas deben estar en la selva o en los circos donde pertenecen.

- Tranquilo Herman, nada de lo que dices pasará, es solo un simple jardinero, una persona como tú o como yo. Él solo trata de mantener a su familia.

- De mantener a más negros, que aberrante raza. No quiero que ese hombre se acerque aquí, nunca cariño, Nunca!!!

A Herman no le agradaba cortar el pasto, lo odiaba, sin embargo, con tal de que el jardinero no se acercara a su casa a ofrecer sus servicios, Herman lo cortaba cada dos semanas. Y cada que pasaba el jardinero enfrente de su casa, él lo miraba fijamente con ojos de odio para evitar que se acercara. Cada día era una guerra para Herman, evitar que el jardinero se acercara a su hogar, era su objetivo. Para Herman no era tan solo un pleito entre vecinos, esto era una guerra racial.

Jamal era el nombre del odiado negro de Herman. Él provenía de Luisiana, su familia era muy pobre y se dedicaban al campo, para ayudarla, el joven Jamal, de 22 años, se fue a New Haven a trabajar de jardinero y así ganar dinero para ayudar a su familia. Jamal se encontraba en la flor de su juventud, y no podía evitar echarle un ojo a las bellas y jóvenes amas de casa que se quedaban solas todo el día, haciendo labores domésticas, hasta que llegaran sus maridos en la noche de trabajar. Jamal no pudo evitar pensar que tal vez, él al estar en contacto con estas mujeres, quizás podría divertirse un rato con ellas. Como todo caballero sureño, Jamal era muy galante con todas estas señoras, las cuales odiaban a la gente como Jamal. Sin embargo, la soledad y el tiempo libre, las hacía ver de otra manera al joven y vigoroso negro del vecindario. Así que poco a poco Jamal empezó a ser requerido por las damas de los suburbios para algo más que para cortar el pasto y podar los árboles.
Las virtudes amorosas de Jamal fueron cobrando fama entre los suburbios, y cada vez más y más mujeres probaban sus encantos sureños. En el vecindario, nadie sospechaba de esto, todo seguía normal, excepto porque las esposas siempre estaban de buen humor con sus maridos. Y los consentían con deliciosas cenas y aún mejores sesiones de sexo.

Nueve meses habían pasado y Jennifer la esposa de Herman se encontraba en una incesante labor de parto. En el New Haven´s Memorial Hospital. Herman esperaba afuera de la sala de partos, fumando sin parar y caminando de un lado para otro; pensando en su esposa, en su hijo y en todo lo que haría con él. Tanta emoción hizo olvidar por un momento a Herman del negro. La sensación de felicidad y satisfacción era tal, que en este momento Herman era una persona sin prejuicios ni odios, era amor y paz.
Tras treinta horas en labor de parto; la esposa de Herman había dado a luz a un saludable niño. Después de que Jennifer había descansado lo suficiente, tras su agotadora labor, Herman entró a su cuarto con unas hermosas flores y un gran cigarro en la boca.

Herman desbordaba emoción por todos lados; su camisa sudada y su gran sonrisa, la cual no podía ocultar, eran muestras de esto. Se acercó le dio un gran beso a su esposa, sin embargo, al ver al bebe, a la carne de su carne y sangre de su sangre, La expresión de este ex infante de marina cambió radicalmente. Su gran cigarro cayó de su boca y su emoción se transformó rápidamente en rabia.

- Qué demonios esta pasando aquí, un niño negro. ¿Que pasa esto es una broma???

- Jennifer. ¿Qué significa esto?

- ¿Que te pasa Herman? Este es tu hijo mira tiene tus ojos.

- Hija de puta, doctor!!!, doctor!!!

- Si que pasa, señor Hopkins. ¿Le agrada su hijo?

- ¿Esto es una broma o que? Esto no es un bebe, es el hijo de algún chimpancé, es un cochino negro, pare esta broma entrégueme a mi verdadero hijo y llévese esta cosa de aquí. Revise sus archivos este no es mi hijo, este no es Stanley Hopkins.

- Esta bien señor Hopkins, no creo que haya ningún error, sin embargo revisaremos.

El doctor se va de la habitación y después de quince minutos regresa riendo con una de las enfermeras, el doctor trata de guardar la compostura para tratar con el enojado Herman.

- Señor Hopkins, hemos revisado los archivos de los partos del día de hoy y sin duda alguna, ese es su hijo.

- Es que no puede ser doctor un maldito negro de donde salió, haber Jennifer, dime que estuviste haciendo, anduviste de puta querida, fuiste a probar un garrote ajeno??, Que no te bastó conmigo y las escobas de la casa?

- No me hables así Herman, no he hecho nada más que amarte.

Jennifer comienza a llorar, no sabe lo que Herman es capaz de hacer, abraza al bebe y cubre su rostro.

- Pronto van a llegar mis amigos de la fábrica y… ¿Que van a ver? Un chango, un asqueroso chango abrazado por una puta urgida, estuviste engañándome todo este tiempo Jennifer, dejaste que ese animal entrara en nuestra casa entre tu y las rameras de Saigon no hay ninguna diferencia, son unas callejeras!

Herman le suelta un fuerte puñetazo a Jennifer en la nariz, rompiéndola al instante. La sangre empieza a brotar de la nariz de Jennifer, quien no ha dejado de llorar. En ese momento loa amigos de Herman llegan al cuarto y al ver la escena preguntan al enojado padre:

- ¿Ese es tu hijo Hopkins?

- Si, ese chimpancé es mi hijo y ella es la puta que vive conmigo.

Una gran risa se apodera de la habitación, Herman no puede soportar el odio y la humillación y sale corriendo del hospital. Rugiendo del coraje.

Han pasado cinco días después del nacimiento del pequeño Stanley, Jennifer no ha visto a Herman en días, duda volver a verlo algún día, por lo que después de haberse recuperado del parto y del ataque que le propinó su esposo, Jennifer regresa a casa acompañada por su polémico bebe. El jardín se encuentra seco, el pasto quemado por el sol y las flores muertas. Al abrir la puerta de la casa, Jennifer escucha gemidos de dolor dentro de su casa, al entrar puede ver tirado en la sala a Jamal ,amarrado de pies y manos con una pelota de tenis en la boca. Apenas puede distinguirse su joven rostro, los moretones, la sangre y las inflamaciones en él, apenas permiten distinguirlo. Jamal no puede dejar de llorar y trata de advertir a Jennifer con su mirada, trata de pedirle desesperadamente que se largue, que huya, que se salve.

- Aquí está tu jardinero Jenny, aquí esta el que te hacía compañía, mientras yo trabajaba en la fábrica.

Herman esta sentado en el sillón con su escopeta en una mano y deteniendo su botella de whisky en la otra, sujeta la botella fuertemente.

-Dime Jennifer, ¿Te gustó? ¿La mete mejor que yo? ¿Te gustó sentir un palo negro dentro de ti? ¿Te gustó su calor? ¿Que te pudo haber hecho sentir este asqueroso esclavo que no pude hacer yo? Ehhh puta ramera, ehhhhh aquí está tu Romeo! ¿Te gusta? lo traje para ti míralo, todo él es un maldito mounstro!!!!!!!

Herman se levanta rápidamente y con un brusco golpe de su brazo, rompe la botella de whisky en la cara de Jamal, los vidrios se encajan en su cara, la sangre no para de brotar, el alcohol de la botella quema los ojos y las heridas del jardinero. Sus gritos llenan la habitación de un aura de dolor y desesperación. Jennifer no puede aguantar lo que ve, su amado esposo, se ha convertido en un animal, no sabe que hacer, no hay salida, esto sólo era un juego, una aventura, nada malo pasaría, Jamal estuvo maravilloso, sí sabe amar a una mujer, Herman solo hacía lo suyo y se marchaba, Jamal siempre estaba ahí para ella, para todas. La felicidad de los hogares era Jamal. Él mantenía la satisfacción de todos. Ahora todo está perdido.

- ¿Que te pasa, Jenny? ¿Porqué me miras así? Mira en que se convirtió tu marido. Después de Vietnam juré que jamás volvería a ser así, nada de golpes ni tortura. ¿Porque me haces esto linda? ¿Porque manchas el nombre de nuestra familia con esta aberración? Haber, dame a ese chimpancé.

Herman se acerca rápidamente a Jennifer, ella se queda paralizada al ver a la bestia, recobra el sentido y trata de escapar por la puerta, que sigue abierta, pero demasiado tarde. Herman la toma del brazo, cierra la puerta de un golpe jala a Jennifer a la sala.

- Haber queridita ven conmigo, dame a mi hijo quiero jugar con él.

- No!!! Herman aléjate!!!

Herman lanza a su esposa al suelo junto con Jamal, y le arrebata al bebé de los brazos, éste instintivamente comienza a llorar. Jennifer trata de levantarse para recuperar al bebé pero Herman vuelve a tirarla de una fuerte cachetada que le tira dos dientes a Jennifer.

-Ahora sin esos dientes si pareces una puta negra, una pinche simia. ¿No quieres un plátano? Ahora veamos que tenemos aquí, mi hijo, Stanley, haber pequeño Stanley. ¿Que quieres ser de grande? ¿Un obrero fracasado? ¿Un campesino pobre? ¿Un jardinero acaso?

Herman pasea al bebe por la casa y lo lleva al comedor.

- Si mi querido Stanley, este es el futuro que te puede dar tu verdadero papá una vida de simio de zoológico, yo te podría haber enseñado tantas cosas, sin embargo, no eres nada de mi.

Herman toma al bebé de las dos piernas fuertemente. Agita su brazo hacia arriba y después hacia abajo, y estrella al bebé contra la pared. La cabeza del niño se rompe con un sonido seco y un crujido, esparciendo por la pared trozos de cerebro y sangre del niño. En la pared los restos de cerebro y sangre gotean. Herman lanza el resto del cuerpo al suelo y se pone a saltar encima de él.

- Muere porquería, muere cucaracha. Vete al infierno donde perteneces. Mierda!!!!!! Negroide!!!!!!! Negro de mierda!!!!!!! Aahhhaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahh
hhhhhhhhhhahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhahhhhhhhhhhh

hhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

El rugido de Herman se escucha por todos lados, la furia ha salido y no dejará sobrevivientes. Herman se acerca a su esposa, la toma fuertemente y la lanza sobre el sillón, Jennifer no puede creer lo que acaba de ver, no puede dejar de llorar, gemir y gritar.

- Estás loco!!!!!!!!! Te odio, mi hijo!!! Te odio!!!

- Cállate, eso no era nada nuestro, pero nada!

Herman se pone a repartirle golpes en la cara a su esposa para calmarla, luego toma un bracito del bebé y se lo pone en las manos a Jennifer.

- Toma un recuerdo, una patita de la suerte. Ahora veamos que te gustaba de este negro, que te volvía loca, vamos a buscar a la serpiente, saquémosla de la madriguera.

Herman se agacha y empieza a desabrochar el pantalón de Jamal. Desabrocha el cinturón, desabotona, abre la bragueta. Mientras Jamal, no para de temblar y sudar, suda tanto que su cuerpo se humedece completamente. Herman saca su navaja y concluye la operación. Rompe el calzón de Jamal y deja al descubierto el pene del jardinero.

- Ahhh hemos llegado, estoy seguro que tú puedes hacer esto más rápido querida. Ohh si, con esa boquita tuya debiste hacerle maravillas a este sucio negro. Esa lengua tuya debió haberlo hecho sentir la gloria. ¿O no Jamal? Te encantó verdad!!!

Herman grita a Jamal en su cara y lo mira fijamente, con su mirada perdida, por el odio, el alcohol y la adrenalina.

- Quiero verlo, quiero ver como te la comes Jenny, lo vamos a ver ahorita.

Herman blande su navaja, la dirige a la parte baja de Jamal, encaja, y le arranca el pene y los testículos. La sangre no para de brotar. Salen litros y litros. Jamal rompe la pelota de tenis con la boca y no para de llorar y de gritar, el sufrimiento es incontenible. Jennifer se congela, todo esto es demasiado para ella y pierde el control de todo, está a punto de desmayarse, pero Herman la moja con sangre de Jamal para hacerla despertar.

- Despierta, hora de comer querida, esto es negro servido bien crudo.

Herman abre con una mano la boca de la asustada Jennifer, mientras con la otra, introduce el pene y los testículos de Jamal en la boca de Jennifer. Tapa su boca con ambas manos y se coloca detrás de ellas para decirle cosas al oído.

- Ahora trágatelo, quiero que te tragues toda la verga de ese negro, quiero ver como la disfrutas, vamos, comete a tu amante. Es todo tuyo, cómelo, cómelo.

Jennifer trata de vomitar, pero las manos de Herman le impiden sacar el contenido de su boca, por lo que lo traga lenta pero desesperadamente. Está a punto de ahogarse, ha logrado tragar un poco, pero no es suficiente, los pelos, la carne y la sangre tienen completamente tapado su sistema. Pero con un gran esfuerzo Jennifer logra tragar la mayor parte de la carne la cual esta fría por el miedo de Jamal. Herman disfruta toda esta escena, puede sentir como su esposa traga y traga la carne. – Vamos, sigue, yo se que te gusta, continua querida.

Herman nota que Jamal está a punto de caer en un shock por la pérdida de sangre, así que decide continuar con la diversión. Suelta a su esposa súbitamente. Jennifer, escupe un testículo de Jamal, el cual flota en un charco de sangre. Jennifer se pone a vomitar, logra sacar sangre y un poco de carne, pero nada más y cae al suelo para tratar de ahogarse en su vómito.

Herman rápidamente toma un cerillo y lo lanza sobre la cara de Jamal y su cara comienza a arder por el Whisky. Jamal, lanza su último grito de dolor. Mientras Herman aprovecha para terminarlo a escopetazos. – Esto es lo que siempre quise hacer Jamal. Esto es mi hobbie, gracias por existir amigo mío, muchas gracias. Hahahahhahahahahahhahahhahahahahahahhahahhhaha, negro de mierda.

Herman no puede dejar de reír, disfruta su venganza, le hace recordar sus tiempos en el campo de batalla, siente otra vez ese vigor juvenil, que sentía al quemar aldeas del otro lado del mundo.

Herman desaparece de la escena, ha salido a buscar unas cosas. Jennifer se queda tirada en el suelo abrazando lo que queda del destruido cuerpo de Jamal. La alfombra empapada de sangre, impide que el fuego de la cara de Jamal se propague por la casa. Jennifer, empieza a arrastrarse por la casa, tratando de encontrar una salida, sus mareos le impiden llevar a cabo una maniobra de escape exitosa. Herman sigue buscando en el garage. Encuentra las pertenencias de su abuelo.

-Ohhh las cosas del abuelo, mmm las veré después. Ohh aquí está lo que buscaba. Veamos ahora como esta mi amada esposa.

Jennifer trata de abrir la perilla, pero no tiene la fuerza para hacerlo, en eso, la puerta se abre sola de una patada. Herman ha regresado, trae consigo un bote de pintura y una vieja maleta de piel. Deja la maleta en el suelo y abre el bote.

- Bueno Jennifer. ¿Con que querías ser una negra no? Una puta negra, una perra negra. Ya tienes los dientes, la cara de simio. Ahora solo falta un último paso, tu piel, te convertiré en una negra..

Ayudado por su navaja, Herman desgarra la ropa de Jennifer hasta que la desnuda completamente. Herman toma el bote de pintura negra y vacía su contenido sobre Jennifer, dejando todo su cuerpo teñido de negro.

-Listo, pero espera un momento, ese no es el cabello de una negra, necesitas enchinarlo un poco, te haré un afro mi amor. Herman toma su soplete y lanza un tremendo fogonazo en la cabeza de Jennifer, causándole un tremendo incendio a su esposa, el cual apaga dándole de golpes con su escopeta.

- Ahora si Jennifer, eres toda una pinche negra igual que Jamal. ¿Cómo te quieres llamar? ¿Alisha? Si, tú serás Alisha, bien Alisha no puedes vivir aquí en los suburbios con la gente bonita. Vamos al ghetto, vamos al barrio.

Herman amarra las manos de Jennifer a la defensa trasera de su camioneta. Lleva consigo la maleta de su abuelo.

- Mira puta, aquí esta mi descendencia, aquí está, te voy a enseñar de donde viene mi familia. Mis poderosos lazos raciales puta. Los que tú no quisiste respetar piruja de barrio. Te rebajaste puta, ahora te rebajare por completo.

Herman sube en la camioneta, enciende el motor, pisa el acelerador a fondo rumbo al ghetto. Por el espejo retrovisor trasera puede ver como Jennifer trata de correr, pero la potencia de la camioneta la vence y el vehículo la arrastra por la calle. Desgarrando su carne poco a poco. Un camino de sangre y pintura negra. Sigue a la camioneta desde los suburbios hasta el ghetto.

- ¿Como vas mi amor? ¿Disfrutas el viaje? Hahahhahahahahahahaha, claro que lo disfrutas, ahora vas con los tuyos. Con las cucarachas como tú perra.

Tras quince minutos de recorrido, Herman detiene la camioneta en una de las calles del ghetto, saca su escuadra de la guantera, toma la maleta de su abuelo. Y baja de la camioneta, se dirige a ver lo que queda de su esposa.

Una mujer descarnada pero que aún respira está tirada en el suelo. Herman la desata y la levanta. Ahora la una vez bella Jennifer es un cuerpo descarnado cubierto de sangre y pintura negra. Un grupo personas sale para ver lo que sucede. Miran de lejos los acontecimientos.

- Bien Jennifer, esto es el final, ya estás en casa, con los tuyos con todos esos pinches negros. Vamos, ve a saludarlos, ve a mamarselas, es lo que te gusta. Preséntate, Soy Alisha y me gusta mamarsela a los negros, me encanta que mi garganta sepa a semen.

Herman toma a Jennifer y la pone a caminar, Jennifer camina con dificultad unos pocos metros y se dirige a la gente para que la ayuden. Herman toma su escuadra, apunta y vacía el arma sobre su esposa, Jennifer se desploma y forma un charco de sangre con la poca que le quedaba. Toda la gente huye rápidamente para ocultarse.
Herman tira la escuadra al suelo y abre la maleta de su abuelo para ver sus fotos. Y se pone a ver las fotos de sus antepasados, cuando de pronto hace un descubrimiento increíble.

- Mi abuelo Tom, mi abuela Hilda, Ohhhh, el padre de mi bisabuelo, es una antigua foto, de la Guerra Civil quizás. Alto esperen un minuto. ¿Qué es esto? ¿Un negro? ¿Qué pasa? ¿Qué es esto? ¿Este es Yebediah Hopkins? Este es un negro, un negro, un nigger, un oscuro, una cucaracha, el padre de mi bisabuelo es un negro, no puede ser, no puede ser. Desciendo de negros, no, no, no!!!

Con terror, Herman mira la extraña realidad, que le muestra la foto, un antepasado negro en su familia, no lo puede, creer, su cabeza da vueltas y trata de negar la innegable realidad, antepasados negros en su familia.

- Soy un descendiente de negros No, no, No, no, nooooooooooooooooooooooooooooo!!!!!!!!!!!!!!!!!!
noooooooooooooooooooooooooooonnnnnnn!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

FIN

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado, mantenganse sintonizados para nuevas cosas de un momento a otro... Bye ^_^!!!

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2 comments:

Movsar Barayev said...

wey, soy todo un fan de tu trabajo pero realment estas decayendo... aunque dejame decirte que no pude dejar de leer tu cuento no tuvo ese bizarrismo que te caracteriza. sin embargo todo esto es critica constructuva porque realment soy tu fan wey, es mas, tu articulo de "asi sera mi vida" yo creo que es el mejor que he leido en mi vida...muchas gracias sigue con el trabajo pero me caes mejor de dictador o filosofo y no de racista jaja

Anonymous said...

chales, esta chidoo tu trabajo mi buen enid.

Y estuvo de poca el comentario de la conversacion del viejo loko, que chido
jaja pinche comentario tan chido.
me hace reir haaasta vomitar por la nariz.